Anexo:Prevención de riesgos laborales en el sector de la construcción

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La construcción es uno de los sectores productivos con mayor siniestralidad laboral. Esto se debe, entre otras razones, a los cambios permanentes de las condiciones de trabajo, al alto grado de subcontratación y a la concurrencia de trabajadores de diferentes empresas que realizan simultáneamente distintas labores en la obra de construcción.

Principales riesgos para los trabajadores del sector de la construcción[editar]

Causas más frecuentes de los riesgos en el sector de la construcción[editar]

  • Distracciones, descuidos, despistes, falta de atención.
  • Por aberturas o huecos desprotegidos, escaleras o plataformas en mal estado.
  • Se trabaja muy rápido (ritmo de trabajo intenso).
  • Por cansancio o fatiga.
  • Por posturas forzadas o realización de sobresfuerzos durante la tarea.
  • El terreno tiene zanjas, taludes, desniveles, etc. que pueden provocar el vuelco de vehículos de trabajo y/o la caída o tropiezos de personas.
  • Falta de espacio o de limpieza, o desorden.
  • Mantenimiento inadecuado o deficiente.
  • Falta de protecciones de las máquinas o equipos, o las que hay son deficientes.
  • Señalización de seguridad inexistente o deficiente.
  • Equipos y herramientas en mal estado.
  • Utilización de herramientas, máquinas, equipos o materiales inadecuados para la tarea.
  • Faltan los equipos de protección individual necesarios o no son adecuados.

Principales medidas preventivas[editar]

Equipos de protección individual más utilizados en las obras de construcción[editar]

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Equipos de trabajo más comunes en las obras de construcción[editar]

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Riesgos dermatológicos en el sector de la construcción[editar]

La mayor parte de los trabajadores del sector de la construcción tienen en común el uso más o menos intenso de unos productos denominados vulgarmente “cementos” (técnicamente, “conglomerados hidráulicos”), que amasados con agua fraguan y se endurecen, haciéndose estables.

La composición de estos “cementos” se basa principalmente en tres materias primas: caliza, arcilla y yeso. Según las cantidades de cada uno de ellos, los cementos resultantes tendrán propiedades diferentes. El cromo, el cobalto y el níquel son los principales sensibilizantes, y se encuentran preferentemente en pequeñas cantidades en las arcillas, siendo variable su proporción, según la procedencia de estas. Otras veces, la presencia de estos alérgenos puede ser debida a la contaminación de productos que lo contengan (maquinaria, aceites, etc.). Para que los cementos tengan propiedades específicas se añaden, en cantidades que no suelen superar el 5%, los denominados aditivos; estos se agregan para que el fraguado sea más rápido o lento, o para que fragüen en contacto con el agua (por ejemplo, en la formación de diques marinos o anclajes de puentes). Las nuevas técnicas para la construcción utilizan cementos con propiedades muy variables que resisten altas temperaturas, agentes físicos y químicos; para ello se utilizan resinas epoxy o epoxy-acrilatos, y su principal aplicación son los suelos industriales.

Además de estos productos químicos, en la construcción se utilizan maderas diversas para andamiajes, interiores de viviendas (ventanas, puertas, suelos...), que pueden ser fuente de dermatosis profesionales, especialmente cuando son maderas tropicales o de pino (trementina).

La utilización de maquinaria, su mantenimiento y limpieza, es otra de las fuentes de procesos dermatológicos de origen profesional, debido al contacto con aceites gasoil y otros productos.

Gran importancia va a tener también la sensibilización a los componentes de las gomas, debido al uso de forma indiscriminada de guantes y botas de goma, las cuales en las condiciones de trabajo (humedad, contacto directo con la piel, alteraciones cutáneas previas por irritación...) hacen que se liberen los aceleradores de la vulcanización (Tiuram, Mercaptos, Carbamatos…) y los antioxidantes (aminas derivadas de isopropil-parafenilendiamina), que sensibilizan con facilidad.
Hay que destacar además las medicaciones tópicas utilizadas de forma indiscriminada en los botiquines de las obras, que hacen que sean frecuentes las sensibilizaciones iatrogénicas a neomicina, sulfamidas y mercuriales.

La incidencia de estas dermatosis profesionales en la construcción es frecuente, ya que es habitual el trabajo en un medio donde la protección no suele realizarse correctamente. Además, con frecuencia son trabajadores difícilmente controlables, debido a que muchas veces el contrato se establece mientras dura la obra, cambiando después a otra empresa o lugar de trabajo; de ahí que sea muy difícil el control médico-epidemiológico.

  • Irritantes: cementos, aditivos de cementos, caliza, yeso, maderas, xiloprotectores, aceites de maquinaria, gasoil, guantes y botas de goma.
  • Sensibilizantes: cromo, cobalto, níquel (fundamentalmente en cementos), resinas epoxy y acrilatos, componentes y aditivos de las gomas (tiuram, mercapto, carbamatos, tioureas), látex (guantes), trementina (madera de pino), maderas tropicales y medicación tópica (neomicina, sulfamida, timerosal).

Bibliografía[editar]

INSHT: VI encuesta nacional de condiciones de trabajo.

VV.AA.: Enciclopedia práctica de Medicina del Trabajo. INSST.