Conductos de ventilación
En un sistema de ventilación localizada el aire aspirado por la campana o campanas se conduce a través de una red de conductos hasta el ventilador. Los criterios para seleccionar los conductos son de tipo mecánico (resistencia frente a los agentes químicos presentes, resistencia mecánica a la abrasión, solidez y durabilidad) y funcionales. En este segundo grupo se incluyen las consideraciones relativas al tamaño y al mantenimiento.
Tamaño de los conductos[editar]
El tamaño de un conducto se selecciona atendiendo a un compromiso entre coste de instalación y coste de funcionamiento. Puesto que el caudal que debe circular por el conducto es un dato conocido (es el caudal que se aspira en la campana), se puede optar entre un conducto de pequeño diámetro en el que el aire circule a gran velocidad o bien un conducto de mayor diámetro pero con menor velocidad del aire. La primera opción tiene la ventaja del menor coste, menor ocupación de espacio y mayor facilidad de montaje y mantenimiento, pero el inconveniente de un mayor consumo de energía durante el funcionamiento. La segunda opción tiene las ventajas e inconvenientes opuestos. Además, en el caso de que el aire vehicule materia particulada (polvo, fibras o nieblas) hay que tener presente que una velocidad baja propiciará la acumulación de partículas en el interior obligando a limpiezas más frecuentes. Este conjunto de consideraciones ha llevado a una serie de recomendaciones aplicables a la velocidad del aire en los conductos que se indican en la siguiente tabla.
Velocidades en conducto recomendadas | |
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Tipo de contaminación del aire | Velocidad en el conducto (m/s) |
Gases y vapores | Cualquiera. La velocidad óptima económica suele ser entre 5 y 10 m/s |
Humos | 10 - 12,5 |
Polvo muy fino y nieblas | 12,5 - 15 |
Polvo industrial ordinario | 15 - 18 |
Polvo grueso y pesado | 18 -22 |
Mantenimiento de la red de conductos[editar]
Independientemente de que se diseñen adecuadamente, los conductos se ensucian y sufren deterioros con el paso del tiempo. Ello lleva a la necesidad de una revisión y limpieza periódicas que implica la existencia de puertas de inspección y la previsión de los accesorios necesarios para la limpieza (puertas de acceso, utensilios o instrumentos para limpiar, sistema de recogida del polvo, grifos de drenaje para purga de líquidos, etc.). Todos estos accesorios son fáciles de construir y montar cuando se hace la instalación, pero casi imposible cuando una instalación ya está construida. La previsión es el concepto clave. Lo normal es que una instalación en la que no se ha previsto la limpieza no se limpie nunca y tenga grandes dificultades de funcionamiento que pueden llegar a la inoperatividad al cabo de pocos años.
Bibliografía[editar]
VV.AA.: Higiene industrial. INSHT.