Tapones auditivos

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Los tapones auditivos son protectores auditivos que se introducen en el canal auditivo o en la cavidad de la oreja. Dependiendo del material del que estén confeccionados, pueden ser reutilizables o desechables. Algunos se adaptan a la forma de la cavidad en la que se introducen, mientras otros, premoldeables, deben ser aplastados con los dedos justamente antes de ser introducidos para que a continuación se adapten correctamente. Otra característica adicional que pueden presentar es estar unidos en pares por medio de bandas flexibles o de cordones, que permiten su colocación y extracción de un modo más fácil y rápido.

Si es importante la localización de las fuentes de ruido, los tapones auditivos cumplirán mejor esta función que las orejeras. También suelen preferirse los tapones a las orejeras cuando se precise un uso continuo o se usen de forma combinada con gafas u otros equipos de protección individual.

El trabajo físico a altas temperaturas y/o humedad puede hacer preferibles los tapones auditivos a las orejeras, ya que estas pueden provocar una excesiva sudoración en la zona de contacto entre la piel y las almohadillas. Por el contrario, a bajas temperaturas, la eficacia de los tapones puede verse reducida.

Un inconveniente en el uso de tapones es el riesgo de infección en el oído si estos no están lo suficientemente limpios. Conviene, pues, plantearse su uso en condiciones de trabajo poco limpias.

Precauciones de empleo[editar]

Entre las precauciones de empleo a tener en cuenta, además de las generales para los protectores auditivos, están las siguientes:

Extremar la higiene y la limpieza.
No debe ser usado el mismo par de tapones por mas de una persona.
Observar si los tapones están fabricados para un solo uso o para su reutilización, y actuar en consecuencia.
Guardar en un envase higiénico después de cada uso.
Acudir al médico en caso de irritación o inflamación en el oído.