Depósito del tóxico
Habitualmente los tóxicos no se reparten uniformemente por
todo el organismo, sino que se concentran en un tejido determinado.
En algunos casos se alcanza la concentración máxima en
el lugar donde se ejerce la acción tóxica (por ejemplo, el monóxido
de carbono se fija en la hemoglobina), mientras que en
otros casos el tóxico se acumula en zonas distintas de sus órganos
diana (por ejemplo, el plomo se acumula en los huesos). El
lugar (tejido u órgano) donde se produce la acumulación se
denomina depósito del tóxico.
En muy pocas ocasiones el depósito de un tóxico produce lesiones en el tejido de acumulación; incluso se puede considerar el depósito como un mecanismo de defensa al evitar la acumulación de la sustancia en los lugares de acción. Los principales tejidos/órganos de depósito son las proteínas plasmáticas, el hígado, los riñones, el tejido graso y los huesos.
Bibliografía[editar]
VV.AA.: Higiene industrial. INSHT.