Úlcera péptica
Aunque no puede decirse que la úlcera péptica sea una enfermedad profesional específica,
muestra una incidencia superior a la media en las profesiones liberales y en los que trabajan
en condiciones de estrés. Los resultados de muchas investigaciones efectuadas revelan claramente la existencia de importantes variaciones en la incidencia de enfermedad ulcerosa en las distintas profesiones, existiendo un acuerdo en que determinadas profesiones podrían incrementar la secreción de ácido clorhídrico y
la propensión de la mucosa gastroduodenal a la lesión. Asimismo, el trabajo a turnos causa
importantes cambios de los hábitos alimenticios, con la consiguiente aparición de problemas
gastrointestinales.
El diagnóstico de la úlcera péptica pivota sobre dos aspectos esenciales: la identificación de
lesión ulcerosa y el diagnostico etiológico de la misma. El cuadro clínico se caracteriza por
una historia de dolor ulceroso característico (ardor, dolor corrosivo o sensación de hambre
dolorosa), que puede presentar un ritmo circadiano con las comidas (aparece entre 1 y 3 horas
después, más del 50% de los pacientes refieren dolor nocturno) y que se alivia con la ingesta
de alimentos o de álcalis, o de otras manifestaciones, como una hemorragia digestiva, perforación gástrica o duodenal, penetración en otros órganos (páncreas, epiplón, vía biliar, hígado,
mesocolon o colon) o estenosis pilórica. La exploración física en pacientes con úlcera no
complicada suele ser normal.
Desde la perspectiva de la Medicina del trabajo, la prevención de la úlcera péptica —considerada como un trastorno psicosomático con connotaciones profesionales— debe basarse sobre todo en el alivio, siempre que sea posible, del exceso de estrés y de la tensión nerviosa debida directa o indirectamente a factores de tipo laboral.
Bibliografía[editar]
VV.AA.: Enciclopedia práctica de Medicina del Trabajo. INSST.