Láser

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Dispositivos láser

Señal de advertencia: radiaciones láser

Se entiende por láser cualquier dispositivo al que se le puede hacer producir o amplificar radiación electromagnética en el intervalo de longitudes de onda entre 180 manómetros y 1 milímetro, principalmente por el proceso de emisión estimulada controlada. Un láser en combinación con una fuente de energía apropiada constituye un sistema láser. Producto láser es aquel producto o conjunto de componentes que constituye, incorpora o está concebido para incorporar un sistema láser. La radiación láser es la radiación óptica producida o amplificada por un láser.

La emisión accesible es el nivel de radiación allí donde es posible el acceso humano. Cada clase de productos láser tiene unos límites de emisión accesible (LEA) que no deben ser sobrepasados.

Clasificación de los productos láser

Clase 1: la observación dentro del haz láser puede producir efectos visuales de deslumbramiento, particularmente en ambientes de poca cantidad de luz.
Clase 1M: puede ocurrir daño en el ojo tras una exposición con lupas para ojo o binoculares en determinadas condiciones. Pueden producirse efectos visuales de deslumbramiento, particularmente en ambientes de poca luz.
Clase 2: las radiaciones visibles emitidas están en el intervalo de longitudes de onda entre 400 nm y 700 nm. Puede ser peligroso mirar fijamente a propósito dentro del haz. El uso de instrumentos ópticos no aumenta el riesgo de daño ocular. Pueden producirse perturbaciones visuales, particularmente en condiciones de poca luz ambiente, que hay que tener en cuenta si se realizan operaciones de seguridad crítica (trabajos en altura, conducción de vehículos, etc.).
Clase 2M: puede ocurrir daño en el ojo tras una exposición con lupas para ojo o binoculares en determinadas condiciones. Pueden producirse perturbaciones visuales, particularmente en condiciones de poca luz ambiente, que hay que tener en cuenta si se realizan operaciones de seguridad crítica (trabajos en altura, conducción de vehículos, etc.).
Clase 3R: el riesgo de daño en la mayor parte de los casos es relativamente bajo, aunque mayor que en las clases anteriormente citadas. Pueden producirse perturbaciones visuales, particularmente en condiciones de poca luz ambiente, que hay que tener en cuenta si se realizan operaciones de seguridad crítica (trabajos en altura, conducción de vehículos, etc.).
Clase 3B: productos láser que son habitualmente peligrosos cuando ocurre exposición ocular dentro del haz, incluyendo la exposición accidental en un tiempo corto. Dentro de esta clase, los de emisión accesible más altos pueden producir daños menores en la piel o incluso riesgo de ignición de materiales inflamables, siempre que el haz sea de un diámetro pequeño o esté enfocado.
Clase 4: productos láser para los que la observación dentro del haz y la exposición de la piel son peligrosas y para los que la observación de reflexiones difusas puede ser peligrosa. Presentan con frecuencia riesgo de incendio.

Posibles daños oculares por exposición a láser

La gravedad de la lesión dependerá de la longitud de onda del láser y del nivel de exposición alcanzado, que es función de la potencia o energía del láser y del tiempo de exposición. En los ojos, el tipo de lesión producida varía con la longitud de onda de la radiación:

La radiación visible y la de infrarrojo-A pueden atravesar los diferentes tejidos que componen el ojo y alcanzar la retina, produciendo en ella una lesión térmica o fotoquímica. Debido a que la córnea actúa como una lente convergente, cuando el ojo esté focalizando un haz láser la lesión se producirá en la fóvea o mácula, deteriorando la función visual a veces de forma irreversible. Si no se está focalizando el haz láser, tendremos una lesión periférica en la retina que puede llegar a pasar inadvertida, detectándose en una revisión oftalmológica.
La radiación ultravioleta-A, es absorbida en un alto porcentaje por el cristalino, siendo la lesión predominante la catarata.
Las radiaciones UV-B, UV-C, IR-B e IR-C son detenidas y absorbidas mayoritariamente por la córnea, produciéndose respectivamente fotoqueratitis (UV) o quemadura corneal (IR).