Trabajador joven

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Trabajadores jóvenes en Guatemala

Se considera trabajador joven a todo trabajador de entre 15 y 24 años de edad; es, por lo tanto, una persona en edad de estar finalizando su educación obligatoria e iniciando su primera experiencia laboral. En 2016 el colectivo de trabajadores jóvenes constituía más del 15 por ciento de la fuerza de trabajo en el mundo, aproximadamente unos 541 millones de personas.
Los trabajadores jóvenes menores de 18 años se consideran niños y están protegidos por restricciones específicas (véase Trabajo infantil). En cambio, aquellos que tienen entre 18 y 24 años frecuentemente no cuentan con ningún tipo de protección especial a pesar de tener relativamente poca experiencia laboral, de estar desarrollándose a nivel mental y físico, y de su vulnerabilidad demostrada a los peligros en el lugar de trabajo.

Factores de riesgo que inciden específicamente en los trabajadores jóvenes

Estado de desarrollo físico

Los trabajadores jóvenes, en particular en los años adolescentes, se enfrentan a un mayor riesgo de sufrir lesiones y enfermedades profesionales debido a que su cuerpo (incluido su cerebro) sigue desarrollándose. Sus sistemas reproductivos y sus funciones cerebrales son particularmente sensibles a cualquier peligro que interfiera en los órganos implicados. Además, cuando se trata de adolescentes, la mayor frecuencia respiratoria y el mayor índice metabólico por unidad de peso corporal hacen que sus cuerpos absorban más toxinas y experimenten reacciones más extremas a sus efectos. Es preciso prestar especial atención a la exposición de los trabajadores jóvenes a plaguicidas, neurotoxinas, alteradores endocrinos, alérgenos o agentes carcinógenos, en particular de los trabajadores adolescentes, cuyos cuerpos siguen desarrollándose a nivel celular.
Además, los lugares de trabajo, las herramientas, la maquinaria y los equipos suelen estar diseñados para ser utilizados por adultos y pueden imponer esfuerzos excesivos para los cuerpos adolescentes.

Estado de desarrollo psicosocial y emocional

Los trabajadores jóvenes tienden a ser menos capaces de percibir las consecuencias de sus acciones y de evaluar los riesgos asociados a las distintas situaciones, y suelen verse más afectados por las presiones sociales y motivacionales, incluido el deseo de pertenecer a un grupo, de ser considerado atractivo y de lograr ser independiente. Estas características afectan a la capacidad de tomar decisiones de los jóvenes y pueden provocar la asunción de riesgos. También pueden hacerlos reacios a informar sobre las dificultades con que se topan en relación con su trabajo o sobre condiciones físicas y psicosociales peligrosas. No obstante, debe tenerse en cuenta que en el comportamiento durante la juventud (y durante toda la vida) influyen múltiples factores interactivos, incluido el desarrollo del cerebro, la experiencia, la paternidad/maternidad, la situación socioeconómica, la cultura, el bienestar psicológico, las relaciones sociales y las interacciones sociales, entre otros.

Competencias profesionales y experiencia laboral

Los trabajadores jóvenes a menudo carecen de las competencias y la experiencia necesarias para desempeñar las tareas que se les asignan, incluida la capacidad para comprender los peligros y los riesgos en materia de seguridad y salud asociados a su trabajo. El riesgo de lesión de un trabajador es cuatro veces mayor durante el primer mes tras la incorporación a un trabajo nuevo que durante los doce meses siguientes, y en los primeros meses en un trabajo es mayor para los trabajadores jóvenes que para los trabajadores de más edad.

Nivel de educación

El nivel de educación de un trabajador joven también parece desempeñar un papel importante en su transición a un trabajo estable y decente. Un nivel de educación y formación superior, así como la experiencia adquirida si el joven ha trabajado mientras estudiaba, tienden a facilitar la transición al mercado de trabajo. Los jóvenes con niveles de educación más altos no se encuentran tan a menudo en el empleo informal. Los trabajadores que solo cuentan con educación básica a menudo permanecen en el mismo puesto de trabajo, aunque las condiciones de trabajo sean difíciles. La sensibilización acerca de la seguridad en el lugar de trabajo también se ve influida positivamente por la educación. Los trabajadores con niveles mayores de educación tienen una mejor percepción de la seguridad, cumplen con más rigor los procedimientos relacionados y sufren menos accidentes de trabajo que los trabajadores con un nivel de educación menor.

Otros factores transversales

Hay una serie de factores que, combinados con la edad, inciden en el riesgo que corren los trabajadores jóvenes de sufrir accidentes de trabajo y enfermedades profesionales; entre ellos se encuentra el sexo, la discapacidad y la situación migratoria. Los chicos jóvenes suelen participar con más frecuencia en trabajos peligrosos y sufren más lesiones profesionales que las chicas jóvenes, pero los datos que reflejan esta tendencia pueden estar sesgados porque las chicas jóvenes tienen más posibilidades de que su actividad laboral se desarrolle en el empleo informal, a menudo en trabajos familiares no remunerados, lo que contribuye a su “invisibilidad” y, por ende, a que no figuren en las estadísticas oficiales. Los trabajadores jóvenes con discapacidad tienden a encontrarse en mayor riesgo de exclusión, aislamiento, intimidación y abuso y suelen tener menos oportunidades educativas y económicas. Los trabajadores migrantes registran índices de accidentes de trabajo que se encuentran entre los más altos comparados con los de cualquier colectivo de trabajadores. Las personas de menos de 30 años de edad representan alrededor del 70 por ciento de los flujos migratorios internacionales a4 nivel mundial. Las barreras lingüísticas pueden aumentar el riesgo de que los trabajadores migrantes sufran accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Cuando los trabajadores migrantes no entienden el idioma, hablado o escrito, del país de acogida, en el lugar de trabajo pueden tener dificultades a la hora de cumplir las reglas y los procedimientos de SST o pueden entender mal las advertencias y la información escrita en las etiquetas de los contenedores de productos químicos. Las actitudes y los comportamientos culturales de los trabajadores migrantes, su situación en el empleo (la mayoría trabaja en condiciones precarias y con contratos temporales) y su necesidad de priorizar los ingresos por encima de cualquier otra consideración pueden frenar a los trabajadores migrantes a la hora de plantear sus inquietudes en relación con la seguridad y la salud.

Véase también

Trabajo infantil
Trabajo decente

Legislación

Directiva 94/33/CE del Consejo, de 22 de junio de 1994, relativa a la protección de los jóvenes en el trabajo.

Bibliografía

Organización Internacional del Trabajo: Mejorar la seguridad y la salud de los trabajadores jóvenes.